«Salve, Reina de los Cielos y Señora de los ángeles;
Salve raíz, Salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
Salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.»
La Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo, constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos.