Para el Altar de este Viernes Santo, se ha instalado una composición en la que Nuestra Señora enlutada, vela a los pies de la Santa Cruz a Cristo Yacente. Ella porta sobre sus sienes y cayendo sobre su rostro el velo de luto, que tanto se ha empleado en las imágenes de la Santísima Virgen Dolorosa en siglos pasados. Este, está directamente sacado de la indumentaria cortesana del siglo XVIII, y que trasciende hasta principios del XX.
Sobre el altar se ha colocado la representación barroca del Vánitas, que combina diferentes elementos, que nos recuerdan la fugacidad de la vida, y lo vanal de los placeres mundanos. Elementos como la calavera, aludiendo a la muerte cercana; las joyas y la corona, riqueza humana, que al morir se pierde; el reloj parado, recordando que el tiempo se agota, o la vela derretida y apagada. Otros elementos nos indican que solo Dios es el verdadero camino, como el rosario o el grabado de la Virgen. Los pecados solo nos alejan de Cristo, como la soberbia, manifiesta en las plumas de pavo real. Laurel y granada son los símbolos de la vida eterna y la victoria. Esta composición, nos recuerda en Viernes Santo lo fugaz de la vida terrenal y lo cercano de la vida eterna. Cristo muere por nosotros, y Él es la única vía para la salvación del alma.