Los cofrades peregrinan hasta lo alto del cerro en un sacrificado vía crucis que ofrece una insólita imagen de la Pasión palentina.
No es una procesión para aficionados. Es posiblemente la más dura de cuantas se celebran durante la Semana Santa de Palencia, puesto que a su duración, en torno a cuatro horas, se une también el esfuerzo de ascender hasta lo alto del cerro del Otero, un recorrido que ya resulta agotador cuando se intenta simplemente por razones lúdicas o turísticas.
Pero en el Santo Rosario del Dolor del Domingo de Ramos hay que ascender a paso penitencial en el mejor de los casos, pero también puede ser con la carga sobre los hombros de las imágenes del Santísimo Cristo de la Vera Cruz o Nuestra Señora del Dolor. Y no resulta fácil cargar con las tallas durante el ascenso al Otero y aún menos durante la bajada, como tampoco resultó la parte final, después de más de cuatro horas de procesión, cuando para acceder a la iglesia de San Pablo era necesario bajar varios escalones con las imágenes al hombro.
El Rosario del Dolor se convierte además en un gran encuentro de hermandades con advocación a la Vera Cruz. Así, podían verse numerosos cofrades de otras ciudades y pueblos como Valladolid u Osorno, entre otros.
